miércoles, 26 de octubre de 2011

Francis Scott Fitzgerald


Me dieron ganas de subir algo de este bestial escritor americano. Bebedor incansable. Abanderado de la Generación Perdida, apasionado de la juventud, despilfarrador nato de su propio talento, construyó su podio en lo mas alto de la literatura simplemente por decirle a la gente que él sentía lo mismo que ella.
Siempre preocupado por dejar al mundo en manos de jóvenes maravillosos que hacen cosas jóvenes y maravillosas. Su increible memoria para los días de la infancia y la juventud, su conmovedora tristeza por todo aquello que era irrecuperable.
Acá va un fragmento:
"...Ahora tenemos apretado el cinturón una vez mas y ponemos la expresión de
horror adecuada cuando volvemos la vista hacia nuestra desperdiciada juventud. A veces, sin embargo, hay un rumor fantasmal entre los tambores, un susurro
asmático en los trombones que me devuelve a los primeros años veinte cuando
bebíamos alcohol de madera y cada día, y en todos los aspectos, nos hacíamos
mejores y mejores, y hubo un primer intento abortado de acortar las faldas, y
las chicas parecían todas iguales con sus vestidos suéter, y personas que uno no
quería conocer cantaban: Yes,we have no bananas, y parecía solo cuestión de unos pocos años el que la gente mayor se hiciera a un lado y dejara que el mundo lo
manejaran quienes veían las cosas como eran- y todo eso nos parece rosado y
romántico a nosotros que entonces éramos jóvenes- porque no sentiremos tan
intensamente lo que nos rodea nunca más".



O estas palabras finales ante la muerte de su amigo y escritor Ring Lardner:


"...Este no es el momento de recordar los aspectos joviales de Ring. Pero el autor de estas líneas se estaría evadiendo si no contara que cuando era vecino de Ring, hace una década, bebieron juntos un montón y hablaron también un montón de muchos hombres y cosas. Nunca tuve la sensación de que le conocía, o de que alguien le conociera- y no era la sensación de que había mas cosas en el y que estas debían aflorar, sino mas bien de una diferencia cualitativa-;era mas bien como si, debido a una limitación de uno mismo, no se había penetrado en algo aún no resuelto, nuevo e inexpresado. Por eso uno desearía que Ring hubiera escrito sobre una porción mayor de las cosas que había en su mente y corazón.
Un magnifico y buen norteamericano ha muerto. No lo oscurezcamos con flores; acerquémonos en cambio y contemplemos ese delicado medallón, totalmente desgastado por peñas que quizá no estemos preparados para entender. Ring no tuvo enemigos, pues fue bueno, y a muchos les proporcionó consuelo y placer"



Perfección y belleza en cada página.
Por, Agustín A. Sastre

Un día perfecto para el Bananafish




Cuento maravilloso de esos que se pueden leer mil veces y no cansan. Cuento donde muere el profeta, el único que podía darle cinco mil vueltas a cualquiera si quería. Seymour Glass se dispara a si mismo, opta por discontinuar su vida , se suicida a sus 31 años estando de vacaciones en Florida. Quizás pensó que no había forma de no tomarse en serio la vida, quizá pensó que no había vacaciones posibles en ningún lado.
También cumplió, sin quererlo, la sentencia que nos dejó James Dean: “ Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadaver”.
Seymour dijo en una oportunidad que todo lo que hacemos en la vida es ir de un pedazo de Tierra Santa a otro. ¿ No se equivocaba nunca?
Su pasión por el mundo de los niños en contraposición con el mundo falso de los adultos se puede ver claramente en este cuento donde lo mas bonito es su dialogo con Sybil. Acá va:
Sharon Lipschutz dijo que la dejaste sentarse a tu lado en el taburete del piano—dijo Sybil.
—¿Sharon Lipschutz dijo eso?
Sybil asintió enérgicamente. Le soltó los tobillos, encogió los brazos y apoyó la mejilla en el antebrazo derecho.
—Bueno —dijo—. Tú sabes cómo son estas cosas, Sybil. Yo estaba sentado ahí, tocando. Y tú te habías perdido de vista totalmente y vino Sharon Lipschutz y se sentó a mi lado. No podía echarla de un empujón, ¿no es cierto?
—Sí que podías.
-Ah, no. No era posible. Pero ¿sabes lo que hice?
—¿Qué?
—Me imaginé que eras tú.
—¿Has leído El negrito Sambo?—dijo.
—Es gracioso que me preguntes eso—dijo él—. Da la casualidad que acabé de leerlo anoche.—Se inclinó y volvió a tomar la mano de Sybil—. ¿Qué te pareció?
—¿Te acuerdas de los tigres que corrían todos alrededor de ese árbol?
—Creí que nunca iban a parar. Jamás vi tantos tigres.
—No eran más que seis—dijo Sybil.
—¡Nada más que seis! —dijo el joven—. ¿Y dices «nada más»?
J.D.Salinger




Por, Agustín A. Sastre

martes, 25 de octubre de 2011

Catch your dreams before they slip away


Catch your dreams before they slip away

Felipe (para Ampi)


Querido Felipe,
queremos decirte que fuiste un muy buen perro,
obediente y no tanto, te escapaste
y volviste muchas veces, pero el jueves,
al cruzar la calle, no miraste.


Y ahora, que no estas mas en este mundo, te vamos
a recordar en cada cosa mordida que nos dejaste, en
el olor de los sillones nuevos donde te gustaba echarte,
y en las flores rotas del jardín que caminaste.


Queremos despedirte y que sepas,
que es muy triste volver a casa y no verte,
que tenemos ganas de ordenar tus desastres,
que acá en City Bell, hay tres que no van a dejar de extrañarte.


Por, Agustín A.Sastre

domingo, 23 de octubre de 2011

Cuando me haya ido



Cuando me haya ido
No habrá lugar para mis recuerdos imborrables
Los veranos se volverán más fríos
Se esparcirán mis restos por todos lados
Y habrá una ley que prohibirá mi nombre

Cuando me haya ido
Aterrizaran aviones por todas partes
No va a importar llegar tarde a ningún lado
Se desplomaran en un segundo todos los miedos
Y habrá una estrella menos en la infinitud del cielo

Cuando me haya ido
Desaparecerán las cabezas rubias de mi pasado
Todo sera conciencia, y se sabrá finalmente todo
Extrañare mucho las mañanas con voz de niña
Y me ahogare en mi orilla para remediarlo

Cuando me haya ido
Se derrumbarán todos los monumentos
Resultaran vanas todas las explicaciones
No importaran los recuerdos, ni las palabras, ni el sufrimiento

Cuando yo ya me haya ido
Habrá un jardín con espacio para todos
Excepto para mí, que estaré muerto.




Por, Agustín A. Sastre

Palabras al aire


Con un brazo mirando al cielo
Espejo de mi yo mas desconocido
Me traes a mi mente todo lo que desaparece
Me acercas al abismo, donde a veces me tiro.


Por, Agustín A. Sastre